Son las 10 de la mañana , voy ligero en busca de mí farmacia habitual ; el día ha
comenzado tenso, necesito mil euros para hacer un pago , así que previamente
he desayunado plácida y relajadamente en el bar de siempre, ya saben soy de
costumbres fijas y una vez encuentro mis guaridas , desplego en ellas mis pla-
centeros rituales .
No consigo apartar de mí frente los mil euros , dichoso dinero... me digo . Entro
como un autómata en la farmacia , está llena como de costumbre ; la clientela
parlotea aportando un ambiente de mercado persa que me agrada ; me acerco al
mostrador ... sigo con los mil euros en el pensamiento .
La dependienta solícita me saluda y continua con un ¿ que desea el señor ? sin
pensarlo , en un acto autómata le espeto a bocajarro... ¡1000 preservativos ! .
La dependienta abre la boca hasta verle con nitidez las amígdalas ; las tiene infla-
madas por cierto ; la nutrida clientela suelta un ¡¡¡¡¡ OOOHHHH ¡¡¡¡¡ al tiempo
que dos ancianas se arriman con intenciones libidinosas y varios tipos gritan con
ganas , FANTASMA ; tres mujeres me abuchean y una de ellas me llama sátiro
y una estirada parroquiana comenta con otra... estas cosas no pasaban antes .
hay que ver que traicionera puede ser la mente
Abochornado , rectifico y dignamente pero acojonado , susurro ... perdón una
cajita de condones ; la dependienta sonríe , la parroquia retorna a lo suyo y dos
de los tipos comentan... ya decía yo .
Pago y de camino a la salida me hacen pasillo , no escucho , sigo con los mil eu-
ros dichosos .
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